Una escalera de subida y de bajada, como todas, pensaréis, pero no sentimos lo mismo subiendo que bajando.
Subimos una escalera
esperanzados, ilusionados
asustados, inquietos
expectantes...
Bajamos una escalera
quizá desilusionados, quizá más tranquilos
puede que aliviados, a veces satisfechos
y puede que contentos...
sábado, 25 de noviembre de 2017
domingo, 19 de noviembre de 2017
Observando
Te sitúas en un punto y observas.
Observas e imaginas las historias particulares de la gente que participa en cada escena.
Escenas cotidianas que encierran conexiones que propician unas escenas y no otras.
En una ciudad cualquiera, desde un punto cualquiera.
Observas e imaginas las historias particulares de la gente que participa en cada escena.
Escenas cotidianas que encierran conexiones que propician unas escenas y no otras.
En una ciudad cualquiera, desde un punto cualquiera.
domingo, 12 de noviembre de 2017
Sensaciones
Rutina, que cubre de un opaco polvo gris la belleza de lo cotidiano,
la belleza de un cuerpo, de un momento, de unas manos dispuestas a acariciar.
Ternura, esa que recibimos en nuestros primeros momentos de vida y que nos resistimos a perder,
la que exigimos de quien comparte nuestros días.
Recuerdo, de una canción "mejor haber perdido después de amar, que no haber amado nunca",
mejor haber vivido un tierno e intenso amor a pesar de lo efímero.
Evocación, de aquellos benditos días en los que los astros del cielo te llamaban de tu,
en los que tu liviandad hacía que no advirtieras tu peso,
en los que la fuerza de la gravedad te excluía.
Fuerza, con la que podrías haber atrapado la luna con solo alargar tu brazo.
Añoranza, de esa plenitud...
la belleza de un cuerpo, de un momento, de unas manos dispuestas a acariciar.
Ternura, esa que recibimos en nuestros primeros momentos de vida y que nos resistimos a perder,
la que exigimos de quien comparte nuestros días.
Recuerdo, de una canción "mejor haber perdido después de amar, que no haber amado nunca",
mejor haber vivido un tierno e intenso amor a pesar de lo efímero.
Evocación, de aquellos benditos días en los que los astros del cielo te llamaban de tu,
en los que tu liviandad hacía que no advirtieras tu peso,
en los que la fuerza de la gravedad te excluía.
Fuerza, con la que podrías haber atrapado la luna con solo alargar tu brazo.
Añoranza, de esa plenitud...
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