Las catedrales góticas se proyectaban altas y esbeltas porque los creyentes querían alcanzar a Dios.
En este caso la de León nos muestra esa grandeza y elegancia.
Cuando estás entre sus muros, observando tanta belleza no es necesario ser creyente para sentirte especial.
Una paz te recorre desde dentro, algo que te llena de tranquilidad...
Puedo imaginar la historia que hay impresa en cada piedra
Puedo escuchar cada susurro exhalado durante tantos días de la historia que la recorre
Puedo sentir cada rayo de sol que ha atravesado esos increíbles vitrales
Un regalo para nuestros sentidos
Sería maravilloso escuchar un discurso pronunciado por uno de nuestros eruditos a lo largo de la historia.
Escuchar música celestial entre sus muros...
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